cuca: sí, no te preocupes. te quedas allí, ¿eh? ya cálmate, mi vida. , seis pesos. no, no, no, no. de todos modos te lo voy a apuntar, mira, mira. ya todo babeado, ¿quién se lo va a comer? albertano: pues, ya de ponerle mermelada ni hablamos, ¿verdad? rosita: sí, no. albertano: ¿sí me dejas mojarlo tantito en tu café con leche? rosita: sí. albertano: gracias, gracias. mm. uno y ya, uno y ya, ¿eh? cuca: remojada de bolillo, tres pesos. donilón: buenos días. vítor: ¿qué pasó, don donilón? oiga, ya me voy a chambear. nada más que ¿le digo una cosa? ahora sí va a estar bien buena la friega, ¿eh? ¿sabe que el albertano renunció? don donilón: sí, me habló por teléfono. me dijo que luego venía, que tenía algo que decirme. vítor: ay, de seguro se va a quejar. lo que pasa es que no aguantó el rigor, ya ve que es bien delicadito. y pues esta chamba no es fácil. o sea, imagínese, lavar la micro, pararse temprano, estar presentable, respetar el reglamento de tránsito, tratar al pasaje con amabilidad y manejar bien, eso muy pocos lo pueden hacer. don donilón: a poco