solorzano: volteo a ver mis piernas. no las puede mover., era mi propia sangre. sandoval: segÚn ella, perdiÓ y recobrÓ el conocimiento varias veces. en una ocasiÓn pensÓ que habÍa muerto. hasta que de pronto... solorzano: veo que sube alguien con un gorro y una batita de la cruz roja. sandoval: entre una nube de polvo y humo vislumbrÓ la figura de un rescatista. solozazano: lo primero que empecÉ a gritar fue “ayÚdenme! no me dejen morir. no me quiero morir. ayÚdenme!”. sandoval: ¿quÉ es lo que te decÍa para que te quedaras tranquila? solorzano: Él me decÍa “sÍ, te voy a ayudar. tÚ vas a salir bien de aquÍ. dÉjame trabajar y vas a salir muy bien”. sandoval: para solÓrzano, el desconocido se convirtiÓ en su Ángel de la guarda. para su sorpresa, la subieron al primer vehÍculo disponible. ante la falta de ambulancias, llegÓ al hospital en un carro fÚnebre. habÍa sufrido graves lesiones en las piernas, columna vertebral y en la cabeza. sin embargo, ella recuerda que la presencia y las palabras del paramÉdico la tranquilizaron y la mantuvieron vi